lunes, 21 de noviembre de 2016

19 de Noviembre de 2016

19 de Noviembre de 2016

Al despertar me dirijo lentamente al espejo, y me percato de lo mucho que he cambiado en tan pocos días, puedo observar con claridad como esa luz que habitaban mis ojos, aquel brillo infantil que los iluminaba no existe más, se ha ido, ahora en su lugar hay unos cuencos negros, opacos, lúgubres, enmarcados por profundas y grises  ojeras. Me dispongo a salir, intento esconder la melancolía en ellos detrás de un intenso maquillaje, al aplicar rubor la palidez de mi rostro desaparece, finalmente dibujo una fina sonrisa carmín en mis labios, leo aquella frase que me impulsa a seguir “NO TEMAS” me convenzo de que es verdad y salgo, dispuesta a cumplir con mi día a día. ¡Dios! Es eterno parece que nunca terminará, observo las personas de mi alrededor todos se ven tan felices tan llenos y no puedo evitar preguntarme ¿También estarán escondiendo su tristeza? ¿También desearán todas las mañanas que el dolor desaparezca? No lo se, intento seguir ocupando mi mente en laboriosas tareas que evitan que piense y lo mejor, evitan que sienta.
Al llegar a casa las cosas no son muy distintas, me esfuerzo por contestar un satisfactorio “Bien” al tiempo que le doy una sonrisa a mamá cuando pregunta "¿Qué tal tu día?" Me siento con ella y comienzo a contarle historias magnificas sobre mi día, cosas que ni remotamente pasan, ella alegre lleva un plato de comida hacia mi no puedo evitar sentir repulsión al verla, pero tengo que comer, mi cuerpo lo pide, así que haciendo un esfuerzo sobre humano ingiero bocado a bocado hasta terminar con ese inmenso plato. Mamá me observa satisfecha, creo que la he hecho feliz.

Enciendo la televisión y ella comienza a contarme entusiasmada sobre todos los planes para navidad que hay; nunca antes había deseado que jamas llegara esa emotiva fecha, pero asiento emocionada, pongo mi atención en el absurdo programa televisivo y evito escuchar lo que ella dice, finalmente al no poder más salgo al jardín, Prince emocionado se dirige corriendo a mi, mostrándome esa linda y sincera mirada que con gran ternura me envuelve, no puedo evitar sentirme más miserable, esa alma pura confía en mi, aquel hermoso ser vivo depende de mi, evito que él me vea llorar, lo abrazó fuertemente y comenzamos a jugar, por unos momentos el dolor se va, y solo existimos él y yo, pero repentinamente su recuerdo viene a mi mente, volteo al cielo y pregunto fuertemente ¿Por qué? La única respuesta que obtengo es el frío y ligero viento rozando mi rostro, volteo hacia abajo y Prince con esos profundos ojos cafés me mira confundido, acaricio tiernamente su cabeza y vuelvo adentro.
Mato el tiempo viendo televisión, leyendo y algunas veces durmiendo. Papá llega del trabajo y me pregunta ¿Cómo sigues? con él no puedo fingir, pero se que le duele verme en este estado, así que una vez más asfixio el dolor de mi corazón y contesto serena "Mejor".
Por fin; la noche ha llegado, me siento relativamente mejor, aunque es mucho más triste mi atmósfera, por primera vez en todo el día no tengo que fingir que todo esta bien, me dirijo torpemente al espejo, una vez más; me felicito, ¡logré hacerlo de nuevo!, volteo hacia atrás y veo aquella fotografía, mi abuelo me observa con una sincera y humilde sonrisa, voy deprisa, abrazo la fría imagen fuertemente, no hace falta que  diga nada,  aunque solamente topo con una helada y frágil fotografía, se que él me abraza, se que él me escucha. Mis lagrimas comienzan a salir abundantemente, mientras lo abrazo, miro al cielo y pregunto una vez más ¿Por qué? ¿Por qué no me llevas contigo?.
Pierdo la conciencia y me quedo dormida. En poco tiempo vuelvo a abrir mis ojos, observo el reloj 2:00 a.m. coloco la arrugada imagen en mi buró, le sonrio y hago el mayor de mis esfuerzos por recuperar el sueño... inevitablemente mis ojos vuelven a mojarse una vez más, y poco a poco me pierdo en mi propio llanto y la oscuridad se hace presente. 
 Otro día más.